aunque salga perjudicado» (Salmo 15:4). Este es el hombre que «no caerá jamás» (v. 5). Simplemente no hay sustituto para una persona con un carácter consistente con el de Cristo. Eso no significa que ninguno de nosotros será libre de pecado en esta vida. En realidad, el Nuevo Testamento no clama por líderes perfectos; clama por aquellos que son modelos de progreso en su fe. ¿Entonces por qué en el Sermón del Monte llamó Jesús a sus seguidores diciendo: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre
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